viernes, 8 de enero de 2010

"¿Falta grave?"

Uno de los errores más comunes de la filosofía es su desvinculación dogmática y académica de la vida real. Sólo estuve en contacto con esa asignatura medio curso, pero fue suficiente como para hacerme con unas bases que vendrían a definir cómo NO debe hacerse filosofía.

Bien, al grano. Esta mañana, dormitando ante un sudoku difícil y calentito, dejé suelto mi razonamiento. Y mediante una cadena de recuerdos, justificaciones, actuaciones, etc., se me ocurrieron las siguientes conclusiones.

Un ser vivo tiende a mirar por la supervivencia de la especie. No soporta estar solo, sin ningún semejante al lado, aunque sea más allá de sus territorios. Simplemente identifica las señales que el vecino le deja para indicar su existencia, y las cruza en la tregua periódica de las épocas de celo.

Bien. Una de las formas de sociabilidad es básica, tanto que se aprende de cachorros: no hacer daño físico, porque en los juegos con sus hermanitos, se aprende lo que sufre si se muerde demasiado fuerte, o araña, o golpea, o le quita la comida... Esto último se puede debatir, por supuesto. Pero si no amenaza a la supervivencia y hay alimento o bebida suficiente, se comparte sin ningún problema. Así que una de las finalidades de los juegos con los semejantes de la manada, o de la tribu, o de la comunidad, es hasta qué punto un hecho puede calificarse como "daño" y experimentar eso de primera mano, para abstenerse de volver ahí en el futuro.. salvo si las circunstancias lo empujan (hambre, sed, lucha por la pareja, colaboración mutua frente a terceros o extraños...). La empatía, definida muy bien en la frase: "no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a tí".

Toda generación joven debe adaptarse velozmente al medio para poder sobrevivir solos cuanto antes. Uno de esos aspectos es el social. El ser humano es un animal social. Vive con otros seres humanos en sociedad, en un espacio relativamente pequeño y concentrado, y colaborando con ellos para sobrevivir. Aún así, hay roces, desencuentros, abusos, violencias...

Aunque parezca mentira, el ser humano es empático por naturaleza. Nunca he visto cómo resultaría la experiencia, pero... me gustaría saber cómo se comportan un grupito de bebés de cierta edad entre sí, si vivieran solos en un espacio cerrado, sin influencias de los adultos: con comida y bebida suministrados a su entera voluntad y sus necesidades básicas cubiertas, me gustaría llegar a ver si realmente se hacen daño entre sí y hasta qué grado. Salvo por los mencionados juegos, curiosidad por saber y experimentar de primera mano qué se siente si se hace daño o se provoca daño, y si se insiste en ello una vez probado el método...

Uno de los rasgos fundamentales de la empatía es la culpa. No la culpa social, la que se presta a manipulaciones más o menos hipócritas y soterradas para conseguir fines retorcidos, sino el remordimiento íntimo. En muchos seres humanos emocionalmente adultos, el remordimiento por una forma de actuación pasada especialmente dañina hacia otros semejantes puede ser autodestructivo. Si se es consciente del sufrimiento que ha provocado, de las consecuencias de un fallo, distracción, dejadez, abuso, indiferencia, empecinamiento en el error, fanatismo... los recuerdos de su actuación vendrán a reconcomerle el resto de su vida. Dependerá de su forma de ser y de encarar las cosas el que dichos recuerdos le aguijoneen más o menos.

Por eso, en las guerras, en las batallas, los soldados que se enfrentan entre sí, los que ponen las manos, el cuerpo, las caras, los ojos... a destruirse mutuamente, son los que quedan más "tocados del ala". Y sin embargo, su actuación se anula para la posteridad. El mérito se lo quedan los generales, los oficiales, los que mantienen su visión preclara detrás de las líneas, ejerciendo sus estrategias más o menos acertadas, como una partida de ajedrez. Los vencedores regresan a sus palacetes colmados de honores, vanagloridados, ensalzados hasta la naúsea. Pero no así los soldados rasos, que dicho sea de paso, son la inmensa mayoría, el grueso del ejército. Y da igual si vencedor o vencido. Lo único que diferencia a un grupo de otro es quizá el destino que les espera y por supuesto, el trato que recibirán las cúpulas mandatarias, siempre al capricho de los vencedores.

Al margen de esta circunstancia extraordinaria (una guerrra es algo que no se da de forma habitual), lo que sí me llama la atención es el... "nivel de depravación" que puede llegar a tener una persona que vive al margen de la ley: un ladrón puede entrar en una casa y arramblar con todo lo que encuentra. Pero raras veces herirá con gran trauma físico a su víctima, mucho menos la matará. En el cine, en la literatura, es típica la expresión "líneas que no se cruzan". Y sin embargo... ¿ese ladrón no es consciente de que, si roba, el daño que puede causar en su víctima puede ser tan grande o más que si existiera un enfrentamiento directo de consecuencias trágicas? Piezas de alto valor sentimental, ahorros trabajosamente reunidos que se destinarían a una jubilación más o menos digna, o a la adquisición de un bien necesario, o a un proyecto costoso de futuro a largo plazo...

"Líneas que no se cruzan..." ¿por qué? Si se cruzan, ¿qué pasaría? ¿se encontraría en una zona de "no retorno"? ¿se trazarían más líneas?

Nuestros antepasados se veían muchas veces abocados a situaciones límite: luchas y asaltos para atacar y para defenderse, y por sí mismos en la mayoría de los casos, con lo que tenían a mano. Alerta casi constante. Aplicaban la pena de muerte sin muchos miramientos. Así que lo único que les quedaba en esta "barra libre" del ojo por ojo sería el remordimiento posterior por el dolor causado a la víctima.

En el cristianismo (hablo de esta religión porque fui educado ahí, y por tanto, sé a qué atenerme en cada momento... hasta cierto punto y a nivel personal, claro está) dicha culpa se trató de suavizar por medio de unos ritos, para que la vida continuase de una forma más o menos provechosa en el afectado y su entorno.

Así que creo que éste es el verdadero significado de la penitencia y del perdón. Actualmente son famosos los ejemplos de soldados que en el calor de la batalla y azuzados por sus superiores, causaron mucho dolor en su momento, y durante el resto de sus vidas intentan librarse de esos recuerdos que conforman casi todas sus pesadillas como de un manto espinoso y rígido pegado a sus cuerpos.

4 comentarios:

  1. Hola Arturo, yo tambien he pensado mucho en este asunto y siempre recurro a como viven aquellas tribus primitivas que todavía existen, como se despiojan unos a otros, y cuidan de los niños de los demas con total naturalidad, etc. No son bebés pero su comportamiento podría servir de referente.
    Espero que te sirva de algo mi reflexion.
    Amada

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  2. Hola, soy Wasabi y me alegro de haber encontrado tu blog.

    Creo que a lo que haces mención en esta entrada es a la moral básica que rige la vida de cada humano y hace que la sociedad (bien dicho lo de "ser social") funcione, con sus mñas y sus menos.

    Yo personalmente no creo en otra moral que en la esencia de ésta, que para mi entender es aquella de deja máxima libertad (que no libertad absoluta de acción; absolutismo): La acracia, que yo interpreto en otras palabras como "Yo te respectaré en la medida que se me respete" (que tampoco es cuestión que de ser bueno, te tomen por tonto).

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  3. Hola, Amada. Gracias por tu reflexión.

    Has venido a mencionar un detalle básico en toda comunidad: los ritos de alivio y de cariño que refuerzan los lazos. Un miembro en tensión se relajará cuando otro se acerca a despiojarle. Es sólo una muestra, pero es algo que también hemos desechado en nuestra sociedad de forma genérica.

    Creo que esto es un asunto para otro post con UEC... ji ji ji

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  4. Wasabi, gracias por participar.

    Estoy de acuerdo con tu observación, excepto quizá en la frase que has citado: el respeto por el otro puede fallar cuando se topa con otra cultura extraña. Lo que para uno es invasión de su terriorio, u ofensa, para el otro puede ser algo normal y cotidiano. El primero reacciona, y el segundo lo malinterpreta, y ya está liada.

    El respeto que mencionas creo que es un paso mucho más allá que la mera coexistencia.

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