martes, 20 de abril de 2010

Sí, hay vida en otros exoplanetas, pero...

...prácticamente no existe posibilidad de contactos mutuos.

Es cuestión de escalas.

Teniendo en cuenta la escala física:

Imaginaos una habitación cerrada. Se le quita todo el aire. Y también la gravedad. Las partículas de polvo flotan. Un fotógrafo hace una gigantesca macroinstantánea en tres dimensiones y a gran resolución. Tan grande que podemos ver con microscopio la superficie de una diminuta mota de polvo. Vemos que ahí se ha desarrollado la vida. Por supuesto, dicha mota de polvo flotará caóticamente a gran velocidad a lo largo y lo ancho de la habitación, al ritmo vectorial que marcarán las fuerzas de atracción/repulsión de grandes motas de polvo, estrellas, gigantes rojas, enanas blancas, agujeros negros, o cúmulos variados de todos ellos, cuyas masas son lo suficientemente grandes como para marcar dicho ritmo a nuestra humilde y frágil motita de polvo.

Ahora la escala temporal:

Según los geólogos, si la vida del planeta tierra se representara en una hora, la vida sólo ocuparía aprox. los últimos ocho o nueve minutos. Y la sociedad humana, el último minuto, siendo muy generosos. Así que el desarrollo tecnológico que disfrutamos en las últimas décadas no pasaría de... digamos medio segundo. Desarrollo tecnológico suficiente como para llamar la atención de otras posibles sociedades desarrolladas, si es que les llega el mensaje. Y no digamos poder realizar viajes interplanetarios, que aún no hemos alcanzado ese grado (y lo que nos queda).

Y todo esto a escala planetaria, geológica, no estelar ni cosmonáutica, que ya sería irrisoria: en la mencionada referencia de una hora para todo el tiempo de existencia del universo (es decir, la habitación vacía), nuestra vida duraría apenas un picosegundo (0'000001 microsegundos).

Así pues, conjugando ambos factores, ¿qué tenemos? No sólo que dos insignificantes motas de polvo de la habitación sin aire y sin gravedad deben estar "casualmente" cerca; también que sendas motas estén en ese "intervalo" de tiempo durante el cual se ha desarrollado la vida; y además, en una de ellas por lo menos, dicha vida esté lo suficientemente evolucionada, tanto biológica y tecnológicamente, como para "tender" el nanohilillo conductor hacia la otra mota de polvo e inaugurar el puente entre ambos... Todo esto, lógicamente, si la sociedad en cuestión no ha sucumbido a una autoinmolación en forma de guerra planetaria, víctima de sus propias ambiciones y tecnología a su servicio... Además, por supuesto, la "mota de polvo-destino" debe estar también entre sus "cinco minutos" de habitabilidad, que no de vida propia creada o evolucionada.


Así pues, estadísticamente, ¿sería posible que durante no más de cinco segundos, diez siendo generosos, una mota de polvo flotando en una inmensa habitación se acerque a otra, y que en esos pocos segundos, unos seres inteligentes de la primera mota se pongan en contacto con los posibles seres también inteligentes de la segunda...? Búsqueda, encuentro, primer contacto, toma y análisis de datos remotos, preparación del viaje... Un segundo, que puede traducirse en nuestra escala en... digamos cuatrocientos o quinientos años, tirando por lo alto. Y todo ello sin contar el viaje en sí: si se domina la luz como forma de energía propulsora y se fabrica un aparato que pueda transportar un equipo mínimo, el viaje podría durar... digamos otro par de segundos, uno para curarnos en salud: otros quinientos años.

Permitir que lo dude.

Y sin embargo...

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