sábado, 24 de octubre de 2015

Garth Ennis.

Irlandés, tabernícola de a trago por jarra, pendenciero, anticatólico, emotivo, bestial y con mucha mordida cuando le sueltan la correa. Como todo ser humano, si desde arriba le ciñen, le ciñen y no hay más que hablar. Guiones alimenticios, sosos, del montón, con la misma enjundia que un saco de patatas...

(Spiderman, el hombre araña, 1, 2 y 3 ed. Fórum)



pero cuando le dan cierta libertad creativa, empieza a crecerse…

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(Constantine, números varios, ed Norma/Planeta DeAgostini)


010(Hitman, números varios, ed Norma/Planeta DeAgostini)



… y a crecerse…

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(Punisher MAX, 1 a 10 y especial, ed. Panini)



… y a crecerse…

(-(-coronel- Furia MAX, 1, 2 y especial, ed. Panini; 1, 2 y 3 Fórum)



… y ya cuando le dan libertad total (más o menos), explota:

013
(Predicador, series varias, ed. Norma)



Y cuando se lo monta por su cuenta, ya es el acabóse más cabronazo que ha parido madre:

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(The boys, 1 a 12, ed. Norma)

… en donde arrambla con todo, no deja títere con cabeza y patea y tritura el mito del superhéroe moderno. Todo aquél que tenga la “desgracia” de leer The boys de principio a fin “mirará” al resto de los superhéroes con otros ojos (“como dice el proverbio: Un gran poder conlleva la total certeza de que te convertirás en un cabrón”). Y yo no soy excepción. Y como se me han pegado sus “maneras”, sus modos, motivos, estilo y demás, lo destripo aquí para vosotros con un par de machetazos. Ni aviso de “spoiler” ni pollas en vinagre.

Veamos: ¿Superman clon? un producto depravado, hedonista y psicótico de una larga investigación dirigida por el equivalente a A. Einstein, pero en genética en vez de energía atómica. ¿Batman clon? un ricachón torpón con ínfulas que se folla cualquier agujero, sea de carne o no, como consecuencia de una enfermedad degenerativa. ¿X-Men clones? una profusa tropa de jóvenes multimillonarios dados al vicio constante y sin límites, liderados por un pederasta que los rapta de niños, los pervierte, los manipula y los aglutina a su alrededor. ¿Los Vengadores clones? un grupete de figuras a cual más pervertido, odioso, rastrero, cruel y cobarde que haya podido imaginar una mente retorcida y hastiada como la de Garth Ennis. ¿La JLA clon? ídem de ídem. Y todos ellos y unos cuantos más (incluyendo un grupo de cosecha propia basada en el fanatismo ultracristiano, por supuesto con su tonelaje de hipocresía y perversión despiadada) bajo el patrocinio de una corporación privada multinacional con intereses y estrategias de negocios hacia el “dinero de verdad”, la industria militar norteamericana. Y además encajándolo en la historia: Segunda Guerra Mundial, guerras de Corea, de Vietnam, de las Malvinas, la CIA, Rusia… hasta el presente, en que hace que confluya todo en un final… em… apocalíptico, con intento de golpe de estado incluido… y también una pequeña subtrama para dejarlo todo más o menos atado antes de concluir un tanto precipitadamente y dedicarse a otros proyectos, ahora que ya le ha sacado el jugo a esa colección… (o igual es que desde las grandes editoriales, DC y Marvel, le han “conminado” mediante chantajes y amenazas más o menos directas  a acabar cuanto antes por lo que representa para sus negocios, que todo puede ser… este tipo de maniobras creo que suelen darse de forma habitual en negocios dominados por dos o tres gigantes empresariales).

Dichos proyectos no sé cuáles serán. Le he perdido la pista desde entonces. Imagino que Ennis estará un poco harto del mundo del cómic y quiso probar en otros campos, como el cine.

Pero sí sé la enorme cantidad de patadas que da este guionista a todo lo frívolo, aparente, contradictorio y hueco de la industria del cómic estadounidense. Ya sólo le falta incluir entre sus dianas habituales las versiones cinematográficas sucedidas en los últimos años. Sólo que ahí supongo que le obligarán a cortarse más, le atarán con una correa más corta y más sólida…

También sé el enorme bagaje cultural que porta en sus obras no superheroicas, en donde se encuentra más a gusto (por ejemplo, en “Hitman” apenas hace uso de dones metahumanos en el protagonista, justificando como que le den migrañas cuando los emplea), basadas en su mayoría en la Segunda Guerra Mundial, en donde se adentra siempre que puede, con respeto, cariño y admiración por los que lucharon y murieron, tanto de uno como de otro bando. Por supuesto, en el lado alemán, diferencia al ejército (Whermacht) de los fanáticos (SS, Gestapo y demás organizaciones).

No olvido tampoco su vertiente cómica, pero al ser extranjero, sus juegos de palabras pierden con la traducción. Aquí el menda, al dominar el inglés a un nivel menos que básico, se pierde por completo en los argots, así que las obras cómicas las percibo un poquito deslucidas y forzadas.

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(Recopilatorio Historias de la guerra, Ed. Planeta deAgostini. Especiales varios, Ed. Norma)

sábado, 17 de octubre de 2015

Índice de bases oníricas.

Recientemente contesté a una entrada en el blog de Chatarrera Nórdica (si sientes curiosidad sobre lo que opino de esta bloguera, hablo de ella aquí con más detenimiento, admiración y simpatía) en donde me dio pie para relacionar una especie de “índice de fantasías oníricas” a partir de las cuales generaba mis fantasías de vaho. En dicha respuesta me salían todas de carrerilla, y tuve que resumirlas o quitarlas para no extenderme demasiado. Luego pensé que sería buena idea relacionarlas con más detalle aquí, en mi blog, creando incluso una etiqueta nueva, Inbaon,  y dotar así de más vidilla y ganas a este pequeño espacio mío…

Llamo “fantasías de vaho” a las que se generan para diversión momentánea, para pasar el rato en colas o salas de espera, para conciliar el sueño y sentirnos bien con nosotros mismos, o bien como refugio instantáneo y sin pretenderlo de una situación tensa en donde las circunstancias favorecían dicho vaho, pero que luego se disuelven en la nada sin más importancia. Exactamente como cuando se exhala vapor sobre un cristal para limpiar una manchita persistente, dibujar una caricatura o escribir un mensaje sin apenas trascendencia (o quizás con mucha trascendencia pero sin mucha huella para el futuro, que todo puede ser), o cuando se está en un ambiente muy frío se hace un amplio anillo con la boca y se expulsa una larga bocanada de aire para recrearnos en la forma o el efecto que despierta delante de nuestra cara, y que a los niños les encanta cuando lo descubren y juegan con ello.

vahor

Lo más llamativo es que tengo unas pocas fantasías recurrentes, básicas o troncales, a partir de las cuales se desarrollan, bien repitiéndolas una y otra vez fielmente, sin variar una coma, o bien un día se me ocurre una pequeña variación, una sorpresa que añadir y que disfruto, o bien cambio de sueño base, dependiendo de mi humor, mis ánimos, o lo que sea, que me llevan a seleccionar de dicho índice el que más me venga en gana.

Lo malo de esto es que si una noche me encuentro especialmente desanimado, desganado o susceptible, y rechazo todo a mi alrededor, incluyendo dicho índice, y me propongo componer otra base completamente nueva, independiente del resto, no me sale así como así, y siempre acabo tirando del índice en cuestión.

Mencionar también que algunas de dichas bases están ya plasmadas por escrito, de diferentes formas y sin ninguna relación entre sí, como pueden ser cuentos sueltos en este blog o en el otro, o bien diferentes blogs dedicados íntegramente a ellos, porque dichas historias daban muchísimo de sí si las desarrollaba, pero se quedaron ahí sin más, a medio nacer, la mayoría de ellas por pura vagancia.

Así que en cada cuento de este Inbaon recién inaugurado incluiré el enlace donde hago referencia a cada uno de ellos, ya sea completa de principio a fin, o sólo principio sin final a la vista. Lo bueno que tiene esta pequeña iniciativa es que puedo desarrollar unas escenas especialmente vívidas o conmovedoras, por la enorme fuerza que conllevan, sin incluir las etapas previas o posteriores que suelen resultar un lastre para mi forma de ser. Por supuesto, intentaré que sean inteligibles y asimilables, pero el esfuerzo de hacerse a la idea de qué pasa previamente en cada una de ellas es fundamental (y supongo que enorme en algunos casos), con los personajes, interacciones, circunstancias, habilidades, etc.

lunes, 12 de octubre de 2015

Té con canela (del Mercadona)

Tengo la garganta irritada. Puedo mantenerme centrado mientras no trague o tosa. Pero siento desde la campanilla hasta muy al fondo, casi hasta el esófago e incluso más allá… releches, qué me pasa que no puedo ni siquiera acertar con la palabra adecuada… hinchado, hipersensible y adormilado a la vez… Pero cuando me asalta el reflejo asociado de cualquier tipo de espasmo involuntario (tragar, toser, reírme o estornudar) siento como si raspara ahí dentro una lija, o una bola de estropajo duro.
Voy tomando cafés cada pocos días. Solos, con leche, con galletas o a sorbitos sin nada más, con azúcar o sin azúcar, cargados o ligeros (controlando la prensa manual y la cantidad de café molido en la cazoleta), más o menos cafeinados (mezcla en diversas cantidades de tueste natural y descafeinado)… Y cada vez me gusta un poquito más, lo reconozco. Es un ritual que me relaja y me hace sentir en paz mientras dura.

Y claro, en ésas, no puedo evitar imaginarme estar en compañía femenina: ella durmiendo tras una noche especialmente intensa, y yo levantándome y preparándole el café (asumiendo por supuesto que le gusta el café) y entrándolo después en una bandeja, con unas galletas, el tarro de azúcar y algún detalle primoroso, como la servilleta plegada de una forma graciosa y llamativa… (flores, bombones y demás están fuera de la ecuación económica).

Sí, suena feo mencionar la cuestión económica. Pero dada mi situación ídem, esa condición insalvable se me ha metido aceitosamente entre los resquicios de la base de mis fantasías de vaho cotidianas.

La parte negativa del ritual del café es que creo que me he habituado demasiado pronto a sus efectos vivificadores. Ya no siento apenas el empuje que me abocaba a la hiperactividad de antaño. Aunque quizás sea por el control de las dosis en la cazoleta, siempre tirando a la baja con el café tueste natural.

El otro día vi en Mercadona infusiones de té con canela, y me entró curiosidad por probarlo. La canela me gusta (arroz con leche y galletas napolitanas), así que cogí una caja de eso. Pero hoy he comprobado que al tomar el té bien caliente, apreciar el gusto a canela es casi imposible. Quizás sea que en mi estado actual, con la garganta escocida, no huelo apenas nada, ya que influirá en zonas cercanas…