sábado, 3 de abril de 2010

Memoria emocional.

Concepto nuevo: debería registrarlo y cobrar cada vez que se usa entre profesionales del ramo, pero en fin...

Al hilo de la expresión "inteligencia emocional", que designa una determinada actitud psíquica ya un poco pasada de moda entre el gran público deseoso de encasillar la química orgánica cerebral que deriva en diferentes sensaciones y comportamientos, acuño aquí el equivalente... contrario, casi linealmente opuesto: Memoria emocional.

¿A nadie le pasa que de repente ver u oír algo inofensivo desata en el coco una fortuita y absurda cadena de recuerdos que termina en uno especialmente significativo, que se revive tanto que el  reflejo de rechazarlo con un gesto físico (una expresión, una frase, un aspaviento...) hace volver a la realidad? Y es entonces cuando se cae en la cuenta de que se ha llamado la atención de los de alrededor, tanto conocidos como desconocidos, que se quedan mirando sorprendidos... Los primeros nos preguntan qué pasa y los segundos continúan con sus quehaceres, pensando probablemente en el loco que tienen al lado... La actitud que se tiene a continuación es la de intentar disfrazar esa reacción con un canturreo, o un imaginario dolor muscular, o un rascarse en una zona un poco inaccesible...

A mí me pasa a veces. Y no sólo con un recuerdo, sino con varios, tanto recientes como de mi pasado más lejano. Torpezas y sandeces que en su momento no tuvo mayor trascendencia más que un leve correctivo o una pequeña vergüenza, pero la incómoda sensación que quedó se agarró como una lapa. Recuerdos que, cuando se está tranquilo y relajado, ni siquiera se sabe muy bien en qué consisten, están como apagados, en la sombra... En algunos determinados momentos, en que estoy centrado y seguro de mí mismo y me da por rebuscar para sacarlos y afrontarlos, quitándole toda la fuerza emocional que conllevan, no salen ni de coña. Nunca he sabido porqué. Aunque en el fondo, tampoco le doy mucha importancia...

En mi afán de intentar encontrarle una lógica, he usado una metáfora un poco siniestra, pero que le va como anillo al dedo. En la árida y accidentada llanura por la que transcurre mi razonamiento diario, donde se mezclan paisajes nuevos con recuerdos y aprendizajes, dichos momentos son como hormigas león: esos insectos carnívoros que se entierran a cierta profundidad, en la punta de un cono de arena resbaladiza, esperando a que la presa caiga en su trampa. Por mucho que ésta intente trepar para salir de ahí, al final suele caer en los fuertes quelíceros que aguardan en el fondo, y que se cerrarán como un tremendo cepo... Me veo un poco reflejado en el esfuerzo titánico que desarrolla la presa para salir de ahí cuanto antes... y una vez arriba, seguir mi camino, fingiendo que no ha pasado nada.

A esto lo llamo yo "memoria emocional". Dos conceptos mentales que no siempre se controlan, o que no se consigue con el efecto deseado, se juntan y... voilá! sirve para denominar asépticamente esa parte de la memoria que guarda emociones incontrolables. Dicho concepto también englobará -es un suponer, doctores más cualificados hay para determinarlo- las pesadillas que derivan de diferentes traumas graves que han vivido muchas personas: accidentes, abusos, guerras, palizas, atentados, persecuciones... y que, afortunadamente, yo no he vivido (toco madera...). Imagino que si fuera así, otro gallo cantaría, y todo lo escrito aquí, en esta entrada, saltaría por los aires.

2 comentarios:

  1. Creo que entiendo lo que quieres decir. Aunque no sé por qué relacionas este concepto de la memoria emocional con recuerdos traumáticos, aunque lo fueran en pequeña medida.
    Creo que la memoria emocional también puede hacernos recordar en un momento dado momentos o sensaciones vividas hace mucho tiempo y que hayan sido agradables.
    Y en este caso, en vez de hacer cualquier ademán para apartarlos de tu mente, creo que sucede lo contrario: intentas pensar en ello, para recordarlo con el mayor lujo de detalles posible, y sin embargo, vuelve a desaparecer, quizás para quedar almacenado donde estaba. Hasta que vuelva a resurgir.
    Un abrazo.

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  2. Belkis:

    La expresión "memoria emocional" la he cogido a voleo y la he ido cincelando conforme la describía en mi entrada. Lógicamente está incompleta, y todavía falta por pulir muchos detalles.

    Pero sí tienes razón en que no tiene porqué ser negativa. Por ejemplo, ¿quién no ha soltado una carcajada de repente, al recordar por la mencionada cadena una gracia pasada aparentemente solitaria y que surge con fuerza, acertando de lleno en la imprevista diana del humor íntimo...?

    Yo soy una de estas personas..., aunque me sucede menos de lo que me gustaría.

    Besos.

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