miércoles, 22 de septiembre de 2010

De mudanza.

Tras mucho tiempo con este sitio parado, aclaro que el motivo es que he estado de mudanza. Con la consiguiente baja de conexión a internet, alta nueva y reconfiguración. Esto de cara a la galería, a las tres o cuatro personas que dudo se pasen ya por aquí.

En realidad, en mi día a día han sucedido toda clase de cosas. Podría relatarlas con detalle para entretenimiento del personal (pérdida y posterior recuperación de llaves con instalación de llaves nuevas en medio, pérdida y posterior recuperación de teléfono móvil, confusión entre salero y azucarero, líos con compañías de telecomunicaciones, hiperactividades, ansiedades y agobios varios, primera compra de marujo en supermercado, montaje de muebles; desmontaje, transporte y montaje de ordenador, de equipo de música; decisiones unilaterales sobre decoración, limpieza, amueblamiento, rompida de cuernos en esto último; orden y desorden, adaptación, etc.), pero son cosas que en el momento en que me pasan, no pienso precisamente en relatar en el blog....

A todo esto, sumo los efectos de mi reciente despido laboral, perfectamente relatados (sin pretenderlo, además) en el post anterior, mi respuesta a Dña. Rosa Mª Artal. Punto por punto. La recuperación ha sido larga y costosa, y aún no estoy seguro de haberlo asumido y superado...

6 comentarios:

  1. Arturo date tu tiempo; un despido laboral y una mudanza son dos situaciones fuertes en la vida, y a ti te han venido juntas.
    En lo laboral ya sabes que la cosa está jodida, pero te animo a buscar y a no perder la esperanza.
    Y en cuanto a la mudanza, pues ánimos también. Aprenderás nociones de decoración, y todas las artes dificiles de dominar relacionadas con el marujeo. Pero seguro que tú puedes.
    Cuando lo tengas todo listo, nos invitas a cenar (cocinando tú, claro) y a ver si te damos el aprobado jajaja. Un beso

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  2. Gracias por tu apoyo y tus ánimos, Belkis. La verdad es que la mudanza "disfraza" las consecuencias psicológicas del paro. O por lo menos así me lo tomo...

    Mmmm, lo de invitaros a cenar... sólo se hacer tortillas, sopas de perro y poco más... Espero os guste, ji ji ji

    Dos besos para tí.

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  3. "confusión entre salero y azucarero" : No he podido evitar reirme, es una putada, lo se, pero también me ha pasado.
    Un dia de barbacoa. Compramos un montón de chuletitas de cordero lechal. Las ponemos al carbón, las condimentamos, cocinamos y empezamos a comer. Les falta un poco de sal, creo. Le echamos del mismo recipiente que hemos utilizado para salarlas en la lumbre. Vaya, igual es necesaria más sal, parece que no coge el sabor. Por suerte, al cuarto intento se nos ocurrió probar lo que le estábamos echando, porque si no acabamos garrapiñando las chuletas.

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  4. Pues, Chatarrera, a mí me pasó al revés, que sí que es puñetero: echar dos cucharadas colmadas de sal (creyendo que era azúcar) en un yogur. Nada más contactar mi lengua con la cuchara, se me inflamó, me salieron pitidos por las orejas, los ojos se me salieron de las órbitas, etc., etc. Lógicamente tuve que tirarlo. Imagínate si llego a hacer un bizcocho con ese fallo. En vuestras chuletas sólo echaríais pizcas de azúcar, que eso apenas se nota, y que en cuanto os dísteis cuenta y rectificasteis, os las pudisteis comer sin ningún problema, salvo quizás las carcajadas.

    Un beso.

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  5. Espero que te vayas centrando y que a partir de ahora tu camino sea un camino de rosas (azucaradas).

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  6. Susana, poquito a poquito se va despejando el camino... pero todo el rato... verás, todo el rato me vienen a la memoria contactos eléctricos quemados, cables fundidos por sobrecargas, aislantes saltados, auténticos desastres eléctricos que he presenciado por mi trabajo, y que han sido provocados por elementos cotidianos pero intolerables en la teoría... Pues así me siento yo ahora: contactos quemados, neuronas fundidas por sobrecargas, por no saber decir "basta"... Constantemente creía poder aguantar todo lo que me echaran, pero no es así. Y lo peor es que todavía no sé dónde están mis límites...

    ¿Y qué tendré al final de ese camino de rosas azucaradas...? ji ji ji

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